Evita que estos errores te detengan
Lo que haces en tu día a día puede potenciar tus resultados o frenarlos sin que te des cuenta.
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Descuidar tu descanso
Dormir bien también forma parte del entrenamiento. Mientras duermes, tu cuerpo repara lo que el esfuerzo desgasta y tu mente ordena todo lo que has aprendido en la pista. Un sueño profundo y suficiente te ayuda a moverte con más precisión, a pensar más rápido y a controlar mejor tu cuerpo. Descansar no es perder tiempo: es el momento en que tu progreso se consolida. Cada hora de sueño es una inversión silenciosa en tu rendimiento y en tu energía para patinar mejor al día siguiente.
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Alimentacion irregular
No puedes moverte con energía si no alimentas tu motor. El cuerpo no funciona solo con ganas: necesita nutrientes que le den fuerza, equilibrio y concentración. Cada comida es una oportunidad para cuidarte y construir la energía que te sostiene en cada salto, giro o coreografía. Elegir alimentos reales, hidratarte bien y comer a tus horas es una forma de entrenar desde dentro. Recuerda: lo que pones en tu plato se refleja en cómo te mueves sobre ruedas.
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Fuera de pista
Entrenar no siempre significa estar sobre ruedas. Tu cuerpo también aprende y se fortalece en los gestos cotidianos. Elegir caminar en lugar de coger el coche, subir las escaleras en vez del ascensor o mantener una buena postura cuando estudias o trabajas, son formas de entrenamiento silencioso que mejoran tu equilibrio, fuerza y coordinación. Cada decisión de moverte cuenta: tu físico se adapta, tus músculos se activan y tu conciencia corporal se afina. Así, cuando llegas a la pista, tu cuerpo ya está preparado para responder con más precisión, ligereza y control. Porque el patinaje artístico no se entrena solo durante la clase… también se construye en todo lo que haces fuera de ella.
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